Siendo un caballero en paro

¿Has leído el libro ‘El regreso del caballero de la armadura oxidada?’

Si dijiste: caballero, ¿qué? Entonces tenés que hacer una pausa a estas líneas, ir a Google y buscar primero ‘El caballero de la armadura oxidada’. Permítete un par de horas de disfrute total, pues son solo 51 páginas, y luego ya podrás buscar el siguiente libro, y mientras haces una pausa de tanta lectura de caballeros, vuélvete a estas líneas a leerme.

Ahora sí, en la misma sintonía, comencemos.

Serán líneas de spoiler de las primeras 22 páginas del libro ‘El regreso del caballero de la armadura oxidada’ porque me han embargado tremendas ganas de cristalizar todo lo que llevaba dentro, que venía acumulándose incluso antes de la lectura misma, la lectura vino solo como últimas gotitas que faltaba para llenar el vaso.

Cuando estabais en la Cima de la Verdad, encontrasteis en vuestro interior el centro del amor. Os habéis ido apartando más y más de él. Respirad profundamente al menos tres veces e intentad volver a centraros — le comentó amablemente Merlín.

Estaba sintiendo estos días que volvía a ser ‘la de antes de trabajarme’. Mes y medio en familia bastó para hacerme tambalear, dudar y “retroceder”. Pero bastó el prólogo y las primeras páginas de este libro del ‘regreso del caballero’ para ayudarme a darme cuenta de que no hay nada como un retroceder, solo existe la vida.

…Pero tardé más tiempo aún en darme cuenta de que ya no estaba oyendo la voz que me había dictado el libro. Tardé incluso mucho más en descubrir que la razón por la cual no oía la voz era porque no escuchaba

No existe cosa como la alegría y felicidad ‘eterna’ luego de haberse subido a la cima de la verdad, es utópico el concepto ‘eterno’. Si algo es eterno, es el concepto del ‘cambio’. Period.

Siento que he ido encontrando una armadura que se amoldaba a mi nuevo ‘SER’ — ese que siempre está siendo — y que la he vestido para enfrentar mi hasta ahora mes y medio en familia. Que esa armadura me impedía volver a sentir, ver y escuchar. Que aún estoy dentro, en esa nueva armadura; sin embargo, ya me he dado cuenta de su existencia.

Siento que me abarca el miedo y la falta de voluntad de volver a subir a una nueva cima, una que parece ser de un camino completamente incierto, que mi mente y subconsciente han trabajado juntas para engañarme, de sentir, ver y escuchar la urgencia del llamado a recorrerla.

Durante este mes y medio me he encontrado en algunos momentos del día parando todo y pensando ‘¿acaso no estoy en un sueño?’. Si la vida es un sueño, entonces no tiene sentido el vivirla. Me he encontrado perdiendo la voluntad del esfuerzo. También, me he encontrado sosteniendo la voluntad del esfuerzo bajo autodisciplina de rutinas. Y he vuelto a sentir el peligro de una mente que filosofea. He recordado el peligro de una mente sin ‘to do-list’ desde la obligación del debería. Una mente con un to do-list desde la libertad del ‘debería porque…pero creo que esto es solo un sueño’, uf que peligrosa es esa mente.

Me encuentro sentada dentro de la comodidad de mi nueva armadura que aún me permite cuando necesito el contacto humano, el destapar lo que cubre mis ojos, y el volver a cerrarla cuando todo parece muy abrumador y cansado — porque hacer ‘la tarea’ es cansado, la mente me lo recuerda.

Hoy me he encontrado sintiéndome ese caballero de la armadura oxidada que necesita regresar a su camino del héroe, sin embargo, que aún no quiere.