‘Si nos vamos a morir, ¡Cuanto tenemos que vivir!’
Ayer miércoles 03 mientras regresábamos en el peque peque y miraba las nubes algodón, como para no mirar el agua brava que movía sus caderas y bamboleaba el peque peque, pensaba en como comenzaría este blog. Pensaba en una gran palabra como ‘surrealismo’.
Pero hoy he querido llevar este diario por un mapa nuevo, que nazca de la existencia, como para seguir el estilo que me representa.
Viernes 04 de marzo, 10:30pm.
Mañana me voy a vivir a la comunidad con 100 soles en el bolsillo que no son ni míos y 300 en mi tarjeta de plástico que no me sirven para comer.
Y tengo que confesar que cuando llegué hace 2 días a Chiriaco, la penúltima parada antes de Wawain (la comunidad que pronto se convertirá en mi casita por 10 meses), llegué y algo dentro en mi dió un gritito interno de: a pos NO NO NO NAY!!! Nos regresamos en one! Tu ex-jefe te dijo que si te lo volvías a pensar podías aun regresar, ve regresa a tu ‘zona de confort’ de vida remota.
Ese día ‘Llovían perros y gatos’ en Chiriaco, aun tenía estragos de fiebre y dolor de cabeza porque un día antes me había vacunado la 3ra dosis y porque ese día que encima daba mi 26va vuelta al sol, había dormido solo 3 horas, no había desayunado y la carretera de Jaén a Bagua (el 3er destino) había estado cerrada porque había huelga y habíamos caminado un tramo ‘disfrutando’ el solsito — como lo mencionábamos con mi nuevo colaborativo (que por coincidencias de la vida tiene el mismo nombre de mi jefe), ‘El pueblo nos recibe con sus puertas cerradas’.
24 horas de surrealismo.
Por un lado, todavía no procesando totalmente que volvía a la vida de comunidad y por otro recibiendo demasiado amor de todas las partes del país, de Latinoamérica y del mundo ❤ Saludos de familia de sangre, amigas, amigos, mentee, compañeros(as) de la chamba, estudiantes, comunidad, hermanas de a pie que nunca he conocido presencialmente pero que durante los pasados 12 meses he compartido tanto que se siente que llevamos más de una vida de conocernos.
Y yo cerraba ese día con el cuerpo molido y compartiendo camita de una nueva amiga que empezaba a hacer y sintiendo como los pep de Imaza necesitan contención.
Hoy, luego de una noche de lluvia donde ni las zapatillas me protegieron del agua, un segundo día en comunidad donde luego que me metieran el susto que durante todo marzo y probablemente abril la marea este alta y peligrosa por la época de lluvia y un ‘Profesora por eso yo me compro botas de agua más grandes de mi talla porque si el peque se voltea me puedo quitar las botas en una para nadar, o si no me hunden las botas que se llenan de agua’ Y yo: Pues yo por más que no lleve botas que me hago si no se nadar? LOL. Y un tercer día mientras en la juguería del mercado en una mesita de 9 personas escuchaba a un nuevo casi alumni — mañana sábado es su ceremonia de bienvenida alumni — que estuvo 2 años pandémicos en la zona nos contaba cómo le alegraba que ahora el equipo Imaza sea uno grande; miraba a mi alrededor, los escuchaba y sostenía mi decisión.
‘Si nos vamos a morir, ¡Cuanto tenemos que vivir!’
No sé si en verdad vaya a morir este año haha, que no es solo en un plan de sátira, pero que en verdad las posibilidades de que pueda ocurrir han aumentado exponencialmente; pero volteo a lo que cerré en febrero — ‘la vida remota’ — y fuertemente digo ‘has tomado la decisión correcta Nay’.
No se hacía qué me esté encaminando, no sé si estoy completamente preparada para lo que viene, confieso que me da mucho miedo volver a aula luego de 2 años de haber tenido una pausa como docente en comunidad; pero se que ahora, marzo del 2022, es lo que me hace decir con un poco más de firmeza: ‘Mi vida sí tiene sentido’.
Te regalo a ti también, una vida plena de sentido.